The Works:

Poetry

the hidden face - by Daniel Abisrror

- the hidden face -

Recuerdo que era otoño mientras caminaba a lo largo de "la vereda amarilla". Un otoño como en Lima, que parece invierno y primavera.

Las hojas caían amarillas y tristes en un va y ven infinito, cuya memoria yace grabada en el alma de cada ojo que camina o que alguna vez caminó abrigado o desnudo... pero desnudo!

Empapadas de lagrimas otoñales, se resignaron ya hace mucho tiempo, esas tristes amarillas, a ser arrastradas por un viento helado, que no se sabe si viene de Dios o del hombre. Un viento que la tierra manda para saberla viva o que los carros defecan para saber que la tierra agoniza.

Recuerdo mi cuerpo caminando entre secos arboles gigantes, gigantes mudos de tanto dolor olvidado, dolor que causa el veneno que beben en cada respiro, gigantes tiesos, entumecidos por el frío otoñal que parece invierno y primavera, gigantes con el alma carcomida por algún extraño animal sintético, gigantes que el único calor que reciben es el del orine de un perro bien alimentado, frondoso y caliente, quien piensa... un urinario!

Antiguos guerreros gigantes son hoy crucificados por el frío y la frialdad, grandes Atilas humillados como perros callejeros, al grado de sentirse avergonzados de lo que no hicieron jamás, antiguos gigantes que hoy mueren entre otoño, invierno y primavera en un mundo que no les pertenece, un mundo sin amor, sin sol, sin vida, sin polvo de tierra, sin color, sin pasto. Un mundo que daña al alma pura, que domestica al alma más salvaje, que convierte el cuerpo en leña, un mundo sin ojos, sin nariz ni boca, un mundo que no percibe, que sangra... que mata!

Era otoño, invierno y primavera y yo bien abrigado y caliente caminaba en medio de tanta soledad... en medio de tanto frío! caminaba en medio de gigantes secos que no eran mas que el reflejo mío intentando negarse lejos, mi reflejo en este mundo ajeno.

Hacía tanto descalor fuera de mi abrigo... y yo no dejaba de pensar en La Cara Oculta

Alguna vez caminé entre arboles vivos y frondosos, alguna vez comí de sus frutos frescos, alguna vez reposé debajo de sus sombras de hojas verdes bajo un sol sudoroso y polvoriento, alguna vez no tuve que abrigarme y sudaba chorros de éxtasis, alguna vez comí frutos frescos y jugosos de verdes arboles vivos... y me embriagué de tanta dicha!

Hubo un tiempo en el que caminé entre selva virgen, tan viva como una chica virgen... virgen o no virgen... pero virgen!

Caminaban conmigo un viento fresco que en medio de tanto calor era la dicha, una salvaje, libre y pura alma y una cara visible, una cara amiga alegre, triste o amarga... pero real! Hoy, en noches de lluvia, me llena de dicha el recuerdo casi desmemoriado de ese mundo lejano. Aveces puedo oír entre la lluvia esa mirada sonriente que solo una cara amiga puede dar.

Solitario ahora, con mi frío ajeno y mi imagen cubierta contra lo cruel, soy sorprendido por unos ojos que miran a través de mis huesos, ojos que ande mirarme recostado esperando amor, ojos que se esconden en su amoroso calor ficticio... y no dicen nada! Son ojos que saben ocultarse detrás de gigantes secos y yacen en la superficie de una Cara Oculta que muere de frío lejos de alguna mano caliente, lejos de, angustiados también, suaves besos cálidos.

Cada tarde gris me pregunto a quién se fijaran para siempre esos ojos que observan cerrados y negros desde atrás de torcidos troncos huecos, a quién conocerán alguna tarde vacía, donde solo hay cabida para el amor verdadero, con qué otro par de ojos se unirán para hacer revolución contra todo frío asesino de almas ingenuas, que mata por las tardes de otoño que parecen invierno y primavera. Juntos esperarán por el día en que el frío, el viento helado, las caídas amarillas y el orine humillante de perros frondosos cesen y mueran en su horror oscuro y vacío.

Será un día caluroso en el que se sentirá redención en todas las almas y las caras ocultas ya no se ocultarán enmascaradas, como aquella que nunca llegué a mirar.

Aveces me pregunto si existió tal mirada profunda y solitaria... triste, ingenua que casi sangraba de tanta sinceridad.

Aveces me pregunto si aun me observa silenciosa como queriendo que vaya en su búsqueda, me pregunto si soy yo a quien observa.

Tal vez si sigo por "la vereda amarilla", encuentre la verdad, tal vez ese camino amarillo, como las hojas terminen en La Cara Oculta...no sé

juerga - by Daniel Abisrror

- juerga -

Nos reunimos cada noche en esta juerga a muerte, todos llegan con un ron barato en la mano, todos tienen la esperanza de que la juerga sea eterna, buscamos aliviarnos de no sabemos qué penas, todos aquí somos hermanos, al menos lo sentimos y lo decimos cada noche.

Juan Carlos, Franz, Yezid, Preston, Ali, David, Henry y yo, todos hermanos de un mismo ron barato que compramos en "La Boca del Lobo", todos sabemos que bebemos lo mismo, y lo mismo será hasta que dure la juerga.

Prendemos un fuego en medio y depositamos ahí nuestro egoísmo, se quema gritando, pero nosotros no podemos sentir lástima, depositamos también nuestros deseos incestuosos para quedarnos huérfanos y hacer de la juerga un ritual de hermandad sin procedencia.

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